jueves, 5 de abril de 2007

Un sabado de cumpleaños es lo que tiene

Con algún día de retraso, pero tenía que comentar algo del cumpleaños al que asistí este fin de semana pasado.


Pues como habitualmente, y por mi culpa porque termino siempre a las 9 de trabajar ,quedamos a las 10 de la noche para cenar. En esta ocasión fuimos a un asador muy conocido, o lo suficiente diría yo. Como es costumbre toda la gente no apareció hasta las 22:30 ya pasadas. Una vez todos en la mesa, esta vez eramos muchos más (unos 20), tocaba la odisea de pedir para todos. Menos mal que alguna mente privilegiada decidió pedir el menú “preparado” que tenían.


Después de pedir, resulta que nos fuimos dando cuenta de que en el menú que había ponía que las bebidas eran GRATIS. Al instante, todos los presentes nos miramos atónitos (aunque el precio bien merecía la bebida gratis). Lo que sucedió después fué como una reacción en cadena, como si nos hubieramos comunicado por telepatía, e imagino que todos lo imaginareis. Empezamos a pedir bebida como cosacos, empezaron a traer cerveza, vino, tinto de verano, refrescos, etc. Y así empezó todo. La comida hay que decir que fué todo muy bien, esta vez casi sin risas y todo muy normal, bueno casi. Hasta que llegaron los postres, y los camareros decidieron dejar de traer bebidas. Justo en este mismo instante uno de los presentes pide una jarra más. Todos estabamos o habíamos terminado el postre menos él. Pero querían pedir más bebida. Asi que llamó a uno de los camareros y mantuvieron el siguiente diálogo:


  • ¡Perdone!, una jarra más de latino.

  • Lo siento, pero ya no servimos más bebida.

  • Am. Bueno, pues ejem. En la carta ponía bebida gratis.

  • Si, pero solo durante la comida.

  • ¿Puede traerme la carta entonces?.

  • Si señor.


El camarero se marcha a traer la carta. Tardó bastante, porque le estaría consultando a su jefe o encargado que hacer. En la carta ponía claramente:

- Bebida gratis incuida en el menú.

Con lo que no es problema nuestro que la persona que escribió la carta no sepa redactar, o no lo hiciera del todo correcto. Si está incluida en el menú, y el menú se compone de entrantes, comida y postre; la bebida estaría incluida también en el postre. Con lo que si uno de nosotros tiene sed, y todavía está con el postre, tiene todo el derecho a pedir su bebida. Bueno, pues el lio duró cosa de 30 minutos que si te traigo la carta, no te la llevo, te pido la bebida, te doy la lata, etc. El camarero no sabía donde meterse cada vez que levantabamos la mano por el fondo sur. Creo que nunca va a olvidar ese día, y que rectificaran la carta.


El otro contratiempo que hubo durante la cena fué casi terminando. Cuando me miro el reloj, y asombrado compruebo que todavía queda muchiiisima zona. Para mí solo había pasado una hora desde que hubiera llegado al restaurante. Entre mí pensaba: ¡Joder, no me he aburrido tanto para que solo haya pasado una hora!. Aquí llegó, la segunda vez que me pasaba. Para que veais como el hombre/mujer tropieza dos veces en la misma piedra. La primavera lo había vuelto a hacer, ya le tengo pánico, es como Hannibal (ese asesino en serie que tiene gusto por la gastronomía canibal), es capaz de actuar varias veces sin que sospeches quien ha sido el causante. Cuando quise darme cuenta, llevaba el reloj con una hora menos. ¡Pero lo llevaba así toda la semana!. Os prometo que ni me había dado cuenta, para que veais con que parra vivo. Si que había llegado tarde un día, pero nada más.


En fin, mientras debatiamos en la puerta del restaurante si ibamos a ir a una disco o a quedarnos en la ciudad, uno de los que venía vió la pizarra del restaurante en la pared de la fachada. Entonces se le ocurre algo y rápidamente nos dice:

  • ¡Necesito una tiza!

Claro, vale, en plena calle de una ciudad, a la 1 de la madrugada, sin tiendas ni nada, de donde va a sacar una tiza pensamos todos. Pues bien, no se como y no me pregunteis, pero consiguió dicha tiza. En cosa de dos minutos transformó lo que era un menú normal y corriente en un menú algo erótico (¡que va!, era totalmente pornográfico). Pero lo mejor, y era lo que nos hacía descojonarnos de la risa a todos es que mientras escribía, los camareros y empleados del restaurante pasaban por la puerta para sacar la basura y lo veían escribiendo. Recordemos entonces que era el mismo que había estado dando la lata anteriormente con lo de bebidas gratis. Al final concluyó con un menú peculiar, que espero cambiaran al día siguiente.


En otro momento continuaremos con todo lo que sucedió después de la cena, que ya llevo bastante rollo.

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